Belleza y tiempo son dos conceptos que el hombre y la ciencia siempre han pretendido unir. Desde el inicio de los tiempos, la raza humana ha buscado la fórmula mágica capaz de detener el reloj del tiempo en su piel y obtener el elixir de la eterna juventud. Lo mismo sucede cuando hablamos de edad y potencia sexual.
Es bien sabido que nuestra virilidad mengua a medida que cumplimos años. Y la potencia sexual es una de las mayores preocupaciones del varón, sobre todo cuando va decayendo, como lo hacen las hojas muertas al secarse su savia.
Ciertamente el vigor sexual inquieta a la especie humana , más al macho que a la hembra por diversas razones. Aunque cabe reconocer que el hecho de procrear y así perpetuar la especie y el propio apellido pueden justificar este interés, tengo la sensación de que la principal razón es otra: demasiados hombres se miden todavía hoy a sí mismo por la cantidad de copulaciones que son capaces de realizar en una noche o en un día, cual leones, que pueden llegar a aparearse veinte veces en una sola jornada.
A pesar del poderoso instinto por copular y engendrar, la especie humana es la menos fértil del reino animal: hoy en día una pareja necesita por término medio más de un año para poder tener descendencia.
La vida moderna influye de una manera muy acusada en este aspecto. Nuestros abuelos contaban con una cantidad de espermatozoides notablemente mayor que nosotros; se calcula que hace cincuenta años, en cada eyaculación la media oscilaba entre 80 y 100 millones de espermatozoides por centímetro cúbico de semen, mientras que en nuestros días la cifra se ha visto reducida a la mitad. Este hecho se relaciona con tres factores fundamentales: -la moda (las prendas ceñidas aproximan los testículos al cuerpo y aumentan su temperatura, que debe ser tres o cuatro grados inferior a la basal), -el estrés (las situaciones de ansiedad provocan el aumento de la hormona ACTH, lo cual, entre otros efectos, reduce la formación de espermatozoides) y -el estilo de vida (además del tabaco y el alcohol, otros males de nuestro tiempo atentan contra nuestra salud reproductiva: las radiaciones ionizantes y los campos eléctricos y electromagnéticos que nos rodean, como ordenadores, microondas, televisores, equipos de música, teléfonos móviles o maquinillas de afeitar).
En la selva amazonica la tribu de los xavantes. Tienen una media de diez hijos por pareja, eran la tribu más numerosa del amazonas. Pero no por falta de métodos anticonceptivos, ya que una práctica habitual entre las mujeres de la tribu consiste en masticar la corteza de un árbol que es capaz de proporcionarles una esterilidad temporal o permanente, según deseen. Por otro lado, los hombres de la tribu acostumbran a consumir guaraná, fruto semejante a la avellana por fuera, pero con una semilla interior del tamaño de un garbanzo. Ellos recurren al guaraná cuando salen a cazar o a pescar, para poder estar varios días sin dormir, y la verdad es que cuando regresan al poblado no muestran ningún signo de cansancio y llegan dispuestos a ser cariñosos con sus esposas.
He de advertir que hay varios tipos diferentes de este fruto, unos más efectivos que otros. Entre los que yo conozco se encuentran al guaraná paullinia cupana y el paullinia sorbilis.
La naturaleza nos enseña también que la talla del miembro viril no guarda relación alguna con la capacidad de reproducción, y ni siquiera con la de satisfacer más o menos a nuestra pareja: la tuatara o ¨fósil viviente¨ de nueva zelanda, una especie de lagarto que mide 60 cm, no tiene pene: deja el esperma por contacto en un orificio de la hembra para que esta lo retenga durante diez o doce meses y luego ponga 10 huevos, que tardaron más de un año en dar ¨lagartijos¨. Esta reproducción, aun sin pene, es tan eficaz como la del elefante, que presenta un miembro de más de un metro de largo y 75 kg de peso.
Y con respecto a la satisfacción sexual, es erróneo pensar que a la mujer hay que estimularla tan sólo en el clítoris o la vagina, cuando en realidad el oído es su zona más erógena: al corazón de la mujer se llega susurrándole lo que sentimos por ella, siendo sutilmente divertido o halagador, haciendo poesía de nuestro amor. En el ser humano la sexualidad es la expresión física del amor.
Pero no siempre nuestra respuesta sexual está a la altura del amor que queremos dar, y en esas ocasiones necesitamos una pequeña ayuda.
Afrodita era la diosa del deseo, del amor y de la belleza. Las plantas afrodisíacas reciben este nombre, como es fácil de deducir, porque se consideran desde la antigüedad como unas servidoras fieles y eficaces de esta diosa, es decir, unas plantas capaces de estimular el deseo sexual.
Durante años nos hemos dedicado a investigar la solvencia de un buen número de plantas medicinales y hemos podido comprobar que, en efecto, cabe dar crédito a los afrodisíacos que nos ha llegado la sabiduría popular: gracias a las recetas que presentaremos con el tiempo es posible recuperar la sexulidad perdida por causas psicológicas o físicas.
Muchas de las plantas estudiadas pueden considerarse estimulantes suaves que despiertan en gran medida el apetito sexual dormido; algunas de ellas son más rotundamente afrodisíacas, pues activan el deseo sexual en las personas que sufren estrés físico y psíquico, un trastorno que en ocasiones causa disfunción eréctil en los varones y frigidez en las mujeres.
El conocimiento del poder afrodisïaco contenido en las plantas resulta muy ütil para ayudar a resolver un trastorno de la salud que estä afectando de forma creciente a las sociedades accidentales: según estudios recientes de urólogos españoles, un 25% de la población masculina presenta algún grado de disfunción eréctil y, en las mujeres, parece que los porcentajes de frigidez (causada sobre todo por el estrés, físico o psicológico, y por una precaria compenetración sexual con la pareja) son todavía mayores.
Los casos se presentan entre los 25 y 70 años, con mayor incidencia entre los 45 y 70 años, y aumentan con la edad. Según las estadíscticas, hay una edad crítica entre los 45 y los 55 en los hombres y entre los 40 y 55 entre las mujeres, en la que disminuye la sexualidad. Por otro lado, al margen de los distintos casos de disfunción sexual, se puede decir que en términos generales, llegando a los 65, y por efecto de diversos factores orgánicos -como los niveles hormonales o la circulación de la sangre-, el deseo sexual se va reduciendo lentamente.
Por fortuna para muchos, tomar estimulantes o afrodisíacos naturales permite que el hombre o la mujer recuperen parte de su apetito sexual extraviado. Lo que debe hacerse en estos casos es buscar el estimulante natural idóneo para cada caso, pues, como ocurre con la medicina alopática, no todos los remedios tienen igual efecto en todos los organismos: en algunas personas influyen más unas plantas que otras, y cada cual debe dar como el mejor remedio para su problema.
En principio, debemos establecer claras diferencias entre la falta de apetito sexual y la impotencia, dos situaciones que afectan a los hombres aunque de distinta manera. La falta de apetito sexual suele guardar una estrecha relación con la edad y con la forma de vida del inapetente. En la impotencia, por el contrario, sí existe apetencia sexual, pero a pesar de la fuerza del deseo, hay incapacidad para lograr una erección del pene en la mayor parte de los intentos a la hora de realizar el acto de la penetración.
La impotencia masculina, en latín impotentia condis, es dividida por los especialistas en varios tipos:
-La impotencia relativa o funcional es un tipo de disfunción eréctil que afecta principalmente a hombres jóvenes y se produce por causas psicológicas como el estrés. En la mayoría de los casos, la disfunción eréctil ocurre durante los momentos de intimidad con la pareja. El tratamiento recomendado es consultar a un psicólogo o psicoterapeuta para eliminar la causa del problema. Además, el uso de hierbas estimulantes puede ser una adición eficaz a los procedimientos de restauración de la erección. Si tienes problemas de impotencia, no dudes en buscar ayuda profesional para solucionar la causa y mejorar la calidad de tu vida sexual.
-La impotencia parcial es un problema que afecta a muchos hombres de entre 35 y 45 años. Incluye una erección, pero no es suficiente para las relaciones sexuales. Esto puede ser muy frustrante tanto para el hombre como para su pareja. Si experimenta este problema, es importante que consulte a un especialista en disfunción eréctil para un tratamiento adecuado y eficaz.
-Anorexia masculina o falta de apetito sexual se refiere a la falta de libido en los hombres, que puede deberse a diversas razones como depresión, ansiedad, obesidad, miedo a las mujeres, fatiga sexual, etc. Es importante que un sexólogo o un psicólogo especialista en sexología diagnostique la disfunción sexual y prescriba el tratamiento adecuado para cada caso. En algunos casos, el uso de estimulantes o afrodisíacos puede acelerar significativamente la recuperación sexual, siempre que se utilicen de forma segura y con la medicación adecuada.
Los medicamentos como Viagra se usan para tratar la impotencia, pero estos medicamentos tienen limitaciones y contraindicaciones para las personas con enfermedades cardiovasculares y son innecesarios en ausencia de impotencia. En tales casos, el uso de hierbas estimulantes puede ser una opción segura y eficaz.
En cuanto a la disfunción sexual en la mujer, la frigidez es la más común y puede ser de origen orgánico, como la menopausia o el desequilibrio hormonal. En estos casos, es importante que un ginecólogo o psicoterapeuta haga un diagnóstico correcto y prescriba un plan de tratamiento adecuado. La restauración de la función sexual femenina también puede complementarse con el uso de estimulantes y afrodisíacos.
-Disfunción orgásmica o anorgasmia es una condición en la que una mujer no puede experimentar el orgasmo durante las relaciones sexuales. Se estima que más del 50%de las mujeres casadas no experimentan el orgasmo en el primer año de relaciones sexuales y algunas nunca tienen la oportunidad de experimentarlo. Afortunadamente, existen soluciones efectivas para esta situación, una de las cuales son las hierbas afrodisíacas. Estas hierbas pueden ayudar a estimular el cuerpo y mejorar la circulación sanguínea, lo que puede aumentar la sensibilidad sexual y mejorar la capacidad de experimentar el orgasmo. Si eres una mujer con anorgasmia, no tienes porqué sentirte sola. Es importante buscar la ayuda de un profesional, como un psicólogo o sexólogo, para que puedan ayudar a determinar la causa y brindar el tratamiento adecuado. Las hierbas afrodisíacas también son un remedio eficaz y seguro que ayuda a restaurar la plenitud de la vida sexual.
-La disfunción orgásmica absoluta es un trastorno en el que la mujer no siente deseo sexual, ya sea por la penetración vaginal o por la estimulación del clítoris, el principal órgano de placer femenino. Esta condición puede tener varias causas diferentes, como la adicción a las drogas, el alcoholismo, la ansiedad o la depresión. Si una mujer sufre de disfunción orgásmica absoluta, el psicoterapeuta puede complementar el tratamiento con recetas de hierbas afrodisíacas, que pueden ser utilizadas en preparados o infusiones, como aceites, toallitas o baños estimulantes. Cuando se usan correctamente, estas hierbas afrodisíacas pueden estimular los sentidos de una mujer y ayudarla a recuperar su libido.
Aquí encontraras una variedad de remedios para todo tipo de trastornos sexuales, recogidos de diferentes culturas de todo el mundo, elaborados con ingredientes naturales y con diversas aplicaciones: baños, infusiones, cocimientos, aceites o elixires. Hay recetas sencillas y otras más exóticas, para hombres y mujeres, para mayores y jóvenes, para personas con problemas de peso. En todas ellas, la naturaleza nos ofrece su ayuda; pero, eso sí, siempre que respetemos con cuidado las cantidades indicadas y observemos las contraindicaciones en cada caso.
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